Una mañana agitada fue la que se vivió ayer en la Junta de Conciliación y Arbitraje número 5 en Reynosa debido al encontronazo de dos grupos sindicales pertenecientes al sector trabajador de maquiladoras y en el que “a gritos y sombrerazos” hubo desde insultos hasta huevazos.
Diez de la mañana, fue el horario en que, un grupo de personas que formaron parte del Sindicato Industrial Autónomo de Operarios de Maquiladoras (Siamar), ahora auto - denominados “movimiento de lucha” se dieron cita en las instalaciones de esta dependencia con el motivo, de “recuperar el sindicato de maquiladoras” que a decir de Luis Diaz, líder de este grupo, les fue arrebatado, situación por la cual han enfrentado cerca de 200 despidos entre delegados y obreros, motivo que los ha llevado a levantar las denuncias correspondientes y a manifestarse de esa manera para exigir su restitución y la de sus prestaciones.
Hasta ese momento todo parecía tranquilo, los quejosos mediante pancartas, lonas, banderines, matracas, “porras” y sonido dieron a conocer de manera tajante sus inconformidades ante la gestión que realiza Alberto Lara, quien funge como secretario general del sindicato anteriormente mencionado.
Sin embargo, mientras ellos permanecían alertas tras la aparente desaparición del expediente sobre el caso en la junta y la reprogramación de la audiencia, que según la información que tenían los representantes legales se llevaría a cabo a las 10:00 horas, se pasó a la 13:00, la contraparte preparaba su “derecho de réplica”.
Fue poco después de las 13:00 horas que el grupo de miembros activos del sindicato, llegaron por decenas en camiones especialmente destinados a trasladar a todos aquellos simpatizantes con las labores del secretario.
Tan pronto se agruparon y se reunió una cantidad considerable de personal, entre vítores y aplausos a Alberto Lara, todos rodearon a Luís Díaz y su escazos acompañantes, encarándolo, con todo y altavoz, frases como “quiere llorar” “fuera, fuera” y algunas mas fuertes como “aquí está la rata” y “abusivo”.
Sin importar la gran diferencia en número, ninguna de las dos partes se retiró del lugar, por lo contrario, continuaron intercambiando palabras, argumentos y hasta groserías, acusándose los unos de “vendidos” y propiciando el enfurecimiento de algunos presentes.
Eran centímetros los que separaban las caras de uno y otro bando, mismos que fueron aprovechados minutos más tarde al estallar los ánimos y subir de tono el trueque de insultos, pues los golpes no estuvieron nunca tan lejos de llegar .
Tras esto al son de manotazos, empujones, tropezones y gritos, los representantes de las partes decidieron mover la discusión al interior del edificio de la junta número 5 de Conciliación hasta donde la entrada fue restringida y se permitió paso a los principales miembros del caso en cuestión, a los abogados y a los medios de comunicación.
El asunto no paró ahí pues se siguieron alzando la voz y una que otra gota de sangre se puso a la vista de los presentes, alegando uso de violencia ante lo cual se hizo caso omiso y se procedió a la espera de que fueran atendidos por la mesa de trabajo correspondiente para dar inició a la audiencia programada.
El tiempo pasó pero la discusión y los gritos jamás, a tal grado que las instalaciones y algunos presentes fueron víctimas de los “huevazos” que empezaron a llover sin que se supiera el quien o quienes entre los presentes fuese el causante de propinarlos.
Llegó una banda de guerra, la gente no se iba, los medios esperaron, los presentes hasta su “lonche” se comieron sin que se diera a conocer los avances de la audiencia hasta que finalmente esta terminó y los asistentes por indicaciones de sus respectivos líderes comenzaron a emprender la huida sin que hubiera una resolución de por medio.
Fue Ruth Loredo, licenciada en esta la junta de Conciliación y Arbitraje, la encargada de atender este tema, quien confirmase que se habrán de llevar a cabo otras reuniones para determinar el rumbo que seguirá este caso.