Cómo sé si lo que tengo es una mancha solar o es algo más grave

Las manchas no se tocan (hasta que las hayan mirado con este aparato)

Generan conversación recurrentemente y no hay revista que no haga un especial por estas fechas. “Las manchas son uno de los más frecuentes e importantes motivos de consulta dermatológica, porque merman nuestra calidad de vida y tienen difícil tratamiento”. Lo afirma Elia Roó, dermatóloga de la clínica Clider, en Madrid, e integrante de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). Es el momento de atacarlas pero, para acertar con el ritual, primero hay que saber a qué nos enfrentamos.

Cualquier pauta que leas fuera de la consulta de tu dermatólogo podría ser válida solo para las que llaman manchas “de importancia estética”, especialmente si lo que ves frente al espejo tiene forma definida. De estas, las más frecuentes son los léntigos solares y las producidas por una hiperpigmentación posinflamatoria “que aparecen tras un episodio de acné, una dermatosis, un procedimiento estético o quirúrgico, una quemadura…”, explica Roó.

Son relativamente sencillas de destruir, pero exigen prudencia: “Solo después de un diagnóstico con epiluminiscencia o dermatoscopia (luz polarizada y sistema de aumento) podremos descartar que tengan importancia médica. El aumento de la incidencia del melanoma cutáneo, que en sus estadios iniciales puede ser confundido con una mancha solar, obliga a no realizar ningún tratamiento sin haberlo valorado previamente. Si se trata erróneamente con láser o peeling químico, dificulta el diagnóstico exacto a posteriori, incluso con análisis microscópico tras la biopsia”, alerta Agustín Viera, coordinador nacional del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET-AEDV) y dermatólogo coordinador de la Clínica Dermatológica Ivalia.

Una vez descartada su malignidad, él usa, como primera opción, láser ultrapulsado en picosegundos (billonésimas de segundo) a baja energía “para evitar el efecto inflamatorio”, hasta dos sesiones, “lo que destruye y elimina incluso los pigmentos más oscuros y pequeños de la piel, hasta ahora poco accesibles”. La luz pulsada es también una alternativa para Viera en pacientes propensos a la inflamación. Su colega en la AEDV, Vicent Alonso Usero, director del Instituto dermatológico del Hospital Vithas 9 de Octubre, en Valencia, añade que la última tecnología permite emitir pulsos ultracortos y ser más eficaz. Roó sitúa a los sistemas de láser y luz pulsada intensa “en la última línea de tratamiento en casos de fracaso terapéutico”.

SI, EN VEZ DE SALPICADURAS, PARECEN MANCHURRONES…

Te encuentras ante lo que se llaman manchas difusas. Las más temidas son el melasma (tiene factores genéticos y hormonales) y la lentiginosis solar (producida por radiación crónica). Mejorar cualquiera de ellas es todo un reto: hay que tener en cuenta el tipo de célula que las provoca, la profundidad a la que estén (“cuanto mayor sea, la respuesta será menor y mayor la frecuencia de recaídas”, detalla Roó), qué está favoreciendo el manchado y el fototipo de la paciente.

No hay un tratamiento estrella. En general, consiste en una combinación personalizada con cuatro fines: controlar las causas, eliminar lo manchado, destruir los pigmentos sueltos y controlar a la bestia (al melanocito, la célula culpable de las manchas cuando su actividad se descontrola). “La primera recomendación es evitar la exposición al sol y aplicar fotoprotector de amplio espectro [UVA-B, IR y luz visible]”, explica la dermatóloga. Para eliminar los queratinocitos cargados de melanosomas [manchados], todos apuestan por el retinol (“a elevadas concentraciones”, puntualiza Viera) y peelings que aceleren la renovación de la capa superficial de la piel, en consulta.

Uno de los activos favoritos de los dermatólogos para acabar con el festival de pigmentos organizado por los melanocitos es la hidroquinona (tópica), a veces combinada con un derivado de la vitamina A, un corticoide y ácido kójico, azelaico, glicólico, láctico, ascórbico, etcétera, según apunta Viera. Roó advierte de que, aunque da buenos resultados, puede causar irritación y no debe utilizarse durante un tiempo prolongado. Y ante la creciente oferta de pinchazos con tranexámico, la experta señala: “Vía oral es más eficaz, pero no apto para todos los pacientes”.