“Desafortunadamente todo eso forma parte ya de la historia de nuestra querida ciudad. Todo se acabó gracias a ese cáncer que significó la corrupción que se hizo presente con gran fuerza en los años 80’s. A partir de esos años empezó la debacle. Ya para el año 2000, el turismo estaba aniquilado”, dijo con nostalgia pero también con coraje el cronista urbano a nivel local Reynaldo López Olivares.
“Las extorsiones a los turistas a manos de agentes viales y policías preventivos estaban a la orden del día a ciencia y paciencia de las autoridades que nunca pusieron un freno a esta situación que fue ahuyentando poco a poco a los miles de visitantes que tanto entre semana y más sábados y domingos prácticamente inundaban las céntricas calles”.
“La época de oro del turismo fue de los años 40’s a los 70’s, eso nos queda muy claro. Mercados, centros nocturnos, comercios, discotecas, cafés, todos lucían abarrotados tanto por residentes locales pero también por muchos visitantes procedentes no tan sólo del Valle de Texas. Venían a Reynosa miles de canadienses y gentes de Nueva York, Chicago y de otros lugares del norte de Estados Unidos”.
Fue por aquellas fechas cuando el “boom” se hizo presente y entonces “los dólares aquí corrían a raudales entre comerciantes y prestadores de servicios, todos ganaban con la entrada de los turistas quienes venían a divertirse, a comprar o a contratar algún tipo de servicio”, agregó en su relato López Olivares.
“Hasta para entrar a los cafés como el Sánchez, el Sevilla y otros más, tenían que hacer fila porque eran tantas las personas que venían a tomarse un café y a comer un pan con un dólar, cosa que no podían hacer en su país de origen”, añadió quien dice dedicarse al comercio desde hace 50 años.
Inclusive la Zona Roja, llegó a lucir por muchos años a reventar.
Otro de los factores que vino a reforzar la economía de la ciudad fue la producción de algodón, que atrajo a mucha gente.
Otra de las cosas que en los últimos años vino a inquietar y atemorizar a muchos residentes del lado americano es la persistente campaña negativa que hacen allá magnificando la presencia de tanquetas y vehículos llenos de soldados aquí y que bueno, ellos hacen su trabajo para combatir a los delincuentes, pero también con su presencia vienen a asustar a quienes quieren visitar el municipio. Todo eso autoridades norteamericanas lo aprovechan para decir que estamos en guerra. (Por Nubia Rivera Juárez, Ángel Domínguez y Rubén Hernández)