¿Fastidiado por su trabajo?

Cómo pasar del ‘sobrevivir hasta el viernes’ a disfrutarlo

Es difícil cuantificar el número de estudios, encuestas e informes que habitan en Google sobre lo mucho que a la gente le fastidia su trabajo. La gran mayoría de estas estadísticas aportan tantos por cientos muy elevados de hartura laboral generalizada. A razón de estos resultados, parece que muchos se levantan cada lunes deseando que sea ya viernes por la tarde, que el trance pase lo más rápido posible y así sentir menos esa angustia que provoca trabajar en un lugar que no desean. Uno de los trabajos más extensos es el realizado por la agencia de investigación Gallup en 140 países. De los cerca de 180 millones de empleados encuestados, solo un 13% confesó estar feliz en su trabajo, un 63% ni está a gusto ni siente ningún tipo de motivación en su empleo, y un 24% directamente lo detesta.

Para todos aquellos que ya no aguantan más esta situación y están pensando en dejarlo, quizá deberían evitar precipitarse: aunque no lo crean, es posible reconciliarse con su vida laboral. No es de incrédulos pensar que podemos volver a sentir mariposas en el estómago por lo que hacemos y merece la pena el intento de recuperar la pasión por aquello a lo que dedicamos muchas horas de nuestra vida. ¿Cómo podemos hacerlo? Los psicólogos y expertos en recursos humanos nos lo cuentan.

¿Es imposible disfrutar en un trabajo no vocacional?

Vamos a empezar por hacernos esta pregunta. Parece de recibo que si llega a un empleo teniendo una vocación que ni se le parece, porque necesita dinero y no le queda otra alternativa, es mucho más fácil terminar odiándolo. Pues bien, lo vocacional no siempre es requisito fundamental para asegurar la felicidad laboral. “Es cierto que aquellas personas que sienten pasión por su trabajo y están en continuo aprendizaje tienen más facilidad para mantenerse motivados, pero al igual que sucede con las relaciones de pareja, a medio-largo plazo la pasión, la euforia y la felicidad, no se sostienen en el tiempo ni siquiera con el puesto de sus sueños. Un empleo no es solo una profesión y las tareas que desempeñamos, también es el entorno y las condiciones que lo envuelven”, explica Raquel Ballesteros, psicóloga integradora y coach, profesora del Máster en Coaching del Instituto Superior de Estudios Psicológicos.

Aunque depende de los valores y la personalidad de cada persona, uno puede sentirse cómodo y satisfecho en un empleo, pero en el momento que el trabajo se vuelve excesivamente rutinario, empieza a buscar otros estímulos. 

En cualquier caso, las prioridades de una persona cambian con el tiempo.

Por ejemplo, cuando comienza a tener hijos o sus padres se hacen mayores y caen enfermos.

 Entonces puede suceder que el trabajo ya no sea su gran satisfacción en la vida, lo que antes nunca le generó estrés a un trabajador, ahora sí lo hace. “Quizá lo que tenemos que buscar, más que un amor loco y apasionado por el trabajo, es un equilibrio entre novedad y hábito, aprendizaje y práctica, curiosidad y desempeño, explica la psicóloga Raquel Ballesteros.

¿Por qué no me satisface mi trabajo?

La tendencia cuando nos sentimos mal, estamos agotados o infelices es, generalmente, buscar una salida; una opción mejor, más cómoda o sencilla, que permita desarrollar nuevas habilidades. “Pero primero hay que determinar qué variables pueden estar influyendo en el deseo de cambio y, a partir de ahí, establecer objetivos claros”, recomienda Ballesteros.

LA NECESIDAD DE MOTIVACIONES EXTERNAS

Primeros auxilios para mejorar tu asertividad, tu comunicación y tus relaciones personales. Para encontrar el porqué de nuestra insatisfacción, la psicóloga recomienda que nos hagamos estas preguntas:

¿Es por la rutina? Quizá ya no hay nada nuevo que sacarle al trabajo, no le estimula y le aburre.

¿La acumulación de tareas le provoca estrés? El agotamiento es el culpable de la necesidad de cambio.

¿Falta de personal? La empresa cuenta con pocos recursos, tanto de personal como material, lo que hace irrealizable el trabajo, y eso le crispa.

¿Mal ambiente? En realidad su trabajo no está mal, pero el mal ambiente y la competitividad que se respira en el ambiente, enrarece todo.

¿Perfeccionismo y autoexigencia? ¿No será que necesita siempre tenerlo todo bajo control y que se exige demasiado, queriendo que todo esté siempre perfecto?

¿Exceso de reglas y directrices? Necesito opinar, necesito dar mis ideas y compartirlas, pero no me dejan.

¿Caos y desorganización? En su empresa no hay pautas a seguir, no hay feedback, los superiores no saben organizar el trabajo ni guiar al equipo.

¿Impaciencia, dificultad para relajarse y gozar del presente? La confianza y profesionalidad en el trabajo se gana con el tiempo y la constancia, ¿no estará siendo un tanto impaciente?

¿PUEDO ENCONTRAR MOTIVACIÓN EN MI EMPRESA?

Un artículo reciente publicado en Forbes señalaba el 40% de los trabajadores están planeando cambiarse de trabajo en los próximos seis meses y un 69% mira, por si acaso, mejores ofertas de trabajo. En su análisis, la publicación recomendaba que el respeto al trabajador, la confianza otorgándole responsabilidades, la renovación salarial, el reparto de beneficios y la conciliación son las claves que toda organización debe seguir si no quiere que se les escapen, quemen o aburran los mejores empleados.

La motivación depende, en muchos casos, de cómo las empresas gestionan los recursos para atraer, desarrollar, retener y motivar a los empleados: “Está claro que todos necesitamos unos básicos salariales de equidad con el mercado y que los empleados puedan tener cubiertas sus necesidades personales”, explica Beatriz Castro, directora de Proyectos de Adecco.

Si tras el análisis calmado y objetivo de tu situación, no ve salida ni posibilidades, y la propia empresa tampoco ayuda, piense que quizá haya agotado un ciclo y puede que haya llegado el momento de buscar nuevas oportunidades fuera de esa empresa.