¿Encontrar trabajo con tatuajes cuesta más?

La creencia de que llevar tatuajes impide encontrar trabajo cada vez es más errónea

Alrededor de uno de cada tres españoles llevan a día de hoy uno o más tatuajes en su cuerpo, siendo un tipo de modificación corporal frecuente y que se utiliza a menudo como método de expresión. Sin embargo, aunque hoy en día son ya algo habitual, hasta hace poco tiempo y aún hoy en día algunas personas los vinculan con la criminalidad. Y ello tiene un efecto también en el ámbito laboral.

TATUAJES: EL CONCEPTO BÁSICO

Reciben el nombre de tatuajes todos aquellos dibujos, marcas o textos que se realizan en el cuerpo de una persona o animal a través de la inyección de algún tipo de pigmento bajo o sobre la piel. Se trata de un tipo de modificación corporal que puede ser permanente o temporal, en función del método utilizado para dibujarlo.

El tatuaje es empleado hoy en día mayoritariamente como elemento de expresión artística, pero su función y la consideración que han recibido a lo largo de la historia ha sido muy diverso y cambiante a través de los tiempos y las culturas: han servido para simbolizar el paso a la adultez, como elemento para atemorizar enemigos, como protección mágica, como método de conexión con los espíritus y en eventos religiosos, para identificar la posición social o para marcar a criminales o prisioneros.

VISIÓN CLÁSICA

Si bien los tatuajes se emplean desde la antigüedad en muy diferentes culturas y tradiciones y con diversos propósitos, lo cierto es que en gran parte de la sociedad occidental ha sido inicialmente usados por marineros y posteriormente adoptados en sectores que tradicionalmente se han asociado a estilos de vida violentos o marginales.

Este tipo de pensamiento ha permanecido a lo largo de la historia hasta prácticamente la actualidad, algo que ha calado en la mentalidad de más de una generación y en la visión de personas tatuadas como peligrosas, aún si en la actualidad la función del tatuaje es en casi todos los casos meramente estética y expresiva. Ello ha afectado claramente a las personas tatuadas en múltiples aspectos, siendo uno de ellos el laboral.

En este sentido, a la hora de ser presentarse como candidatos a un puesto de empleo muchas personas se han encontrado con una negativa rotunda debido en gran medida por estar tatuados, especialmente en puestos de cara al público. Algunas de las razones esgrimidas para ello son la imagen de la empresa por considerarse rudo, poco profesional y poco serio, o la consideración de qué personas tatuadas son peligrosas o de qué dan mal ejemplo.

Muchas de ellas piden tener una imagen concreta, asociada a la formalidad, que rechaza la realización de modificaciones corporales. De hecho, aún si hoy en día no supone un hándicap tan marcado como antiguamente, a menudo las empresas exigen que en caso de llevar tatuajes estos sean tapados con la ropa o no resulten visibles.

VISIÓN MODERNA

La anterior manera de considerar los tatuajes sigue vigente en algunos sectores de la sociedad, pero lo cierto es que poco a poco se está observando un cambio en la consideración social de estas modificaciones corporales. Y es que el aumento en su popularidad y el hecho de que gran parte de ella población lleva alguno hace que los prejuicios hacia los tatuajes disminuyan y mejore su consideración social.

En la actualidad, cada vez son más vistos como un mecanismo de expresión, en muchos casos estando vinculados con algo significativo para dichas personas. Las empresas son cada vez más permisivas y tienden a poner cada vez menos pegas a los candidatos que los tienen dada su gran popularidad. Además de ello y dado el elevado porcentaje de personas con uno o más tatuajes, si se ignorara ahora a este tipo de población las empresas perderían un amplio porcentaje de los candidatos.

Sin embargo es una tendencia, persistiendo aún en parte de ella población la creencia del tatuaje como algo negativo y peyorativo para quien lo lleva.