Ya son dos años sufriendo las consecuencias de una fuga de aguas negras que abarca desde la calle Noruega por Camino Real hasta la Silao en la colonia Campestre, problema que en ocasiones se resuelve pero al poco tiempo vuelve a surgir el problema.

La gente del lugar ya se acostumbró al mal olor que despide el líquido que en ocasiones llega a tener un tono verdoso, pero sí tienen que tener las puertas y ventanas de sus casas cerradas para evitar que la pestilencia llegue al interior de las mismas.

“Antes el nivel de las aguas era mayor y había más calles afectadas pero a pesar de eso, muchos son los automovilistas que circulan sin importar que haya acumulamiento de agua de drenaje”, dijo Humberto Velasco, residente del lugar quien pidió a las autoridades de la COMAPA su intervención para ver si ya se le da solución definitiva al asunto.