En plena vía pública, manos criminales, dejaron un animal muerto en el interior de un bote de plástico, sin detenerse a pensar el alto grado de contaminación que constituye.
Se fueron a lo más cerca y no se detuvieron a pensar que por el lugar transitaban niños que van a un kínder, personas que toman la avenida Paseo Aztlán, como trayecto a sus trabajos o a sus domicilios.
El animal muerto ya entrado en franca descomposición constituía un foco infeccioso que amenazaba a quienes asisten a la Casa del Trabajador ubicada en la colonia Aztlán.
Hasta ayer los encargados de recoger la basura en esa área no habían reparado en la existencia nociva del recipiente y continuaba a la vista del transeúnte y con el consiguiente riesgo para los residentes de un importante sector de la colonia Aztlán.