¡Con las manos vacias!

México terminó en cuarto lugar de la competencia al perder en tiempo extra ante Portugal

Moscú, Rusia

A este Tri tampoco le alcanza para los premios de consolación.

Hace 15 días un partido ante Portugal llenó de ilusión a un equipo que auguraba un futuro brillante en Copa Confederaciones; ayer, el mismo rival terminó de poner a México en su realidad, que deberá ser modificada si quiere trascender en una Copa del Mundo que está a menos de un año de arrancar.

Como en el resto de la competencia, los inicios de partido fueron un auténtico martirio para los tricolores, que está vez no mostraron ninguna línea del campo lo suficientemente fuerte para detener a un Portugal que ya no contaba con Cristiano Ronaldo, dispuesto a sacrificar el duelo por el tercer lugar para conocer a sus gemelos recién nacidos.

La defensa siguió dando muestras de debilidad, los laterales fueron vulnerables de nuevo, el medio campo fue superado por la calidad de los portugueses y en el ataque nunca llegó la eficacia que tanto pedía Juan Carlos Osorio.

Ante tantas dudas de México, Fernando Santos atacó el punto más debil de México: Miguel Layún, que bien sabían los portugueses llevaba 3 meses sin jugar.

Y resultó, las dudas que generó en el primer choque y ante Alemania se repitieron, y Portugal no tomó control del marcador pronto gracias a Guillermo Ochoa, quien primero le detuvo un penal a André Silva al 15’ y 20 minutos después desvió un cabezazo de Nelson Semedo.

México aguantaba, dudaba y poco a poco se parecía a la Selección que fue sacudida por los germanos cuatro días antes, lejos de la que hizo soñar en su debut en Kazán.

Una dosis de fortuna apareció para el Tricolor al 56’, cuando Neto se interpuso entre el área chica y un centro bajo de “Chicharito”, que terminó en las redes de Rui Patricio por obra de su compañero, para el 1-0.

Pero esa fue también una ilusión, como ante el primer Portugal, Nueva Zelanda, Rusia y previo a Alemania.

El Tri nunca ganó fuerza, Portugal atacó las zonas de Layún y acertó, primero desde los pies de Pepe con un gol “rompe corazones” al 91’, para empatar y mandar a tiempo extra, y minutos más tarde, Adrien marcó el 2-1 de penal, en una acción que el propio lateral mexicano quiso cortar con la mano.

Los castillos en la arena que construyó México se desmoronaron, como la paciencia de Osorio, quien terminó expulsado, o el mismo Raúl Jiménez, que vio la roja por una patada infantil.

México dejó Rusia con las manos vacías y con más dudas que certezas.