Por lo menos un par de casos de violencia escolar son atendidos mensualmente en el Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Reynosa causados en lo general por no saber manejar sentimientos como la frustración y enojo.
El doctor encargado del organismo Damián Chaverrí informó que se trata de jóvenes pre-adolescentes de entre 11 y 12 años que buscan apoyo luego de ser los agresores. “Se han llegado a presentar casos de alumnos conductas violentas por diversas patologías o incluso sin trastornos pero que su perfil de personalidad fue trabajado para comportarse de esa manera, afortunadamente todo se puede corregir”.
A ellos se les brindan terapias psicológicas y asesoría profesional, en algunos casos también los padres participan debido a que parte del comportamiento de los menores fue adquirido por conductas aprendidas.
En Reynosa la violencia escolar se divide en el bullying, el acoso y el ciberataque, este último con un gran crecimiento en el último año.
PREVENCIÓN
Para que los padres o tutores detecten conductas de alerta basta analizar el rendimiento escolar del estudiante, si tiene o no quejas de profesores, cómo reacciona ante el estrés ó situaciones imprevistas con compañeros y si se niega a realizar ciertas actividades de grupo. “El niño no pone ningún tipo de atención hacía el maestro, revisamos los cuadernos y no vemos apuntes, al cuestionarle él se niega a responder, se defiende, está a la defensiva, le cuesta concentrarse en ciertas
actividades”.
Él junto con voluntarios y personal del CIJ acuden periódicamente de manera gratuita a diversos planteles públicos ó privados para realizar brigadas que permitan eliminar, detectar y erradicar conductas anormales.
Las atenciones se personalizan de acuerdo a la cantidad de personas en los grupos de atención en kínder, primaria, secundaria, preparatoria y universidad.